En los últimos treinta años la mayoría de los países desarrollados han mantenido un sistema fiscal de corte territorial, es decir, la renta conseguida dentro de cada jurisdicción ha estado sujeta a la tributación vigente, si bien, las generadas en el extranjero no se han considerado parte de la base imponible.
La excepción a la regla común del mundo OCDE fue Estados Unidos, que mantuvo siempre en su esquema fiscal el cobro de impuestos sobre una perspectiva global, aplicando el tipo vigente en EEUU a las rentas y beneficios repatriados que habían sido conseguidos fuera de sus fronteras. El tipo de gravamen que ha aplicado EEUU hasta la reforma Trump ha sido bastante superior al tipo medio aplicado por la OCDE (25 %), ya que se oscilaba entre el 35 y el 40 %.
Esto generaba una doble tributación por repatriación de beneficios con una tasa cercana al 20 %, hecho este que ha generado una situación en la que las principales compañías estadounidenses lleven muchos años acumulando beneficios internacionales en jurisdicciones de nula o escasa tributación. Esto explica de algún modo el boom de los paraísos fiscales en estos últimos años. Se estima que solamente la compañía Apple pagará 38.000 millones a Hacienda para repatriar 245.000 millones acumulados hasta ahora fuera de los Estados Unidos.
La reforma Trump Con la reforma impulsada por el Presidente Trump y aprobada por legisladores republicanos de la Cámara de Representantes y el Senado, se establece un nuevo marco tributario por el que la repatriación de beneficios acumulados en el extranjero quedará gravada con un 15,5% si hablamos de activos líquidos y con un 8% en el caso de que se trate de otros tipo de activos.
La consultora ZION Research Group ha estimado que las empresas cotizadas en el S&P 500 acumulan 2,8 billones de dólares en el extranjero. El 38% de estos fondos corresponde a empresas tecnológicas como Apple, mientras que el 23% son compañías del sector de la sanidad, la medicina y la farmacia. Algo más bajo es el peso de los gigantes del consumo o la industria, pero igualmente hablamos de cifras maleantes: Procter&Gamble acumula 49.000 millones de dólares en el extranjero, General Electric suma 82.000 millones fuera del país norteamericano… En suma, la recaudación impositiva lograda por la vía de las repatriaciones fiscales podría llegar a suponer 250.000 millones de dólares.
Apple ya ha comunicado que tras la aprobación de la reforma fiscal, tiene previsto reducir la deuda corporativa, invertir 30.000 millones de dólares en desarrollo de nuevos productos y servicios, construir un nuevo campus, aumentar los salarios de sus trabajadores y crear 20.000 nuevos puestos de trabajo de forma directa e indirecta. La compañía pagará 38.000 millones a Hacienda para repatriar 245.000 millones acumulados hasta ahora fuera del país estadounidense. Estas buenas nuevas para la economía norteamericana contrastan con el nerviosismo que genera en los centros financieros internacionales, que de algún modo prevén que se puedan vaciar los paraísos fiscales.