Londres está siendo objeto de numerosas críticas por su sociedad más elitista y tradicional, y es que si hay algo que caracteriza a Londres es la importancia de la voz de su “aristocracia medieval”. Lo que en un principio fueron las críticas hacia la City, hoy se ha extendido a los barrios residenciales más elitistas de Londres.
La City siempre ha tenido un papel importante en la historia de Londres, disfrutando de una serie de privilegios que se acentuaron cuando se le excluyó del cumplimiento del Acta de Corporaciones Municipales de 1835, así como de la exclusión del fin del voto corporativo en 1969.
Estas salvedades han posicionado su actividad “fuera del alcance de la ley”, situando a la City como un Estado dentro de un mismo Estado, es tal, que la reina tiene que pedir permiso al Lord Mayor (el alcalde de la City) para entrar en la milla cuadrada. Para unos un mero ritual, para los más conservadores, una demostración de poder. La autoridad de la City dispone de dos herramientas impenetrables para el fisco: los vehículos especiales de inversión que permiten minimizar los impuestos, y los trust, estructuras cuyo beneficiario es anónimo, administradas por un estudio jurídico en un paraíso fiscal.
Estudiosos de lo que rodea a la City consideran que Londres “no es un paraíso fiscal sino un centro en el que muchos esquemas impositivos operan. Londres trabaja muy cerca de sitios como las Islas Caimán, el cuarto centro financiero del mundo”, como asegura Ronen Palan, profesor de la Universidad de Birmingham, que incide en que “muchas empresas que trabajan en Londres, están registradas en otra parte, lo que, en sentido estricto, no es un paraíso fiscal sino un centro financiero muy desrregulado”, haciendo hincapié en que “el éxito de la City es, precisamente, esa condición de centro desrregulado”.
Sin embargo, otros auguran la caída de la City, y con ello, el Imperio económico británico. Uno de estos puntos de vista viene de la mano del investigador Chatham House, al cual no le cabe duda de que la City es un paraíso fiscal, o Shaxon, quien en esta línea coincide en que el “Reino Unido cuenta con una red de paraísos fiscales formada por los territorios vinculados a su paso imperial. Todos con autonomía política pero todavía vinculados a la metrópolis, sobre todo en lo económico y que sirven para atraer capitales que acaban alimentando a la City”.
Si hablamos de transacciones internacionales, la City es el lugar por excelencia, algo tendrá que influir en esta situación, su regulación privilegiada.
Dejando a la City en el pensamiento del lector, ahora vamos a por Londres. Un total de 104 multimillonarios tienen propiedades en la capital británica. De esos 104, la mayoría son extranjeros que no viven allí, al menos todo el año, que no pagan impuestos…y nos arriesgamos a decir que ni las multas de aparcamiento (se deben 89.000 euros de multas de la ORA). Este fenómeno, está desplazando a las clases más elitistas y significativas de la historia de la sociedad londinense.
Mayfair, uno de los barrios que alberga a la sociedad más aristocrática de Londres, sorprende con un panorama un tanto amenazador para su tradición: el 60 por ciento de sus 5100 residentes, son árabes y rusos.
Uno de los datos más relevantes es que el duque de Westminster, la mayor fortuna heredada del Reino Unido, ya no es el mayor terrateniente del país. Éste ha sido desbancado nada menos que por nuestro compatriota, el empresario Amancio Ortega, que acumula más propiedades que la mismísima Reina de Inglaterra. Sin embargo, lo más destacado de este punto, no es la lucha de posiciones, sino que Amancio Ortega sigue viviendo en La Coruña, lo de Londres es sólo inversión.
Situados en el nuevo contexto social de Londres, hablemos del sector inmobiliario. De unos 115.000 millones de euros pagados al contado en 2012 fue beneficiario este sector. Este fue el principio de la burbuja londinense: el valor de las casas, oficinas y comercios de Londres ya ronda los dos billones de euros, lo cual supera el PIB español, que es de 1,3 billones. Solo el distrito de Kensington vale más que toda Dinamarca. Se prevé que para 2020, el precio medio de las casas rondará los 780.000 euros.
El emir de Catar lleva invertidos 14.000 millones de euros en Londres. Pero la compra más importante y significativa que se hizo por una de sus fortunas fue la de los almacenes Harrods, que simbolizó la debilidad de la élite inglesa frente a la nueva élite extranjera londinense.
Con la llegada de nuevos y poderosos inquilinos a la sociedad londinense, llegan los nuevos escolares, atraídos, si no fuese poco, por la selecta educación británica. Andrew Halls, director del King´s College, reconocía que la llegada de nuevos alumnos está cerrando el paso a los alumnos ingleses de clase acomodada.
Tirando del hilo, dinero, tiempo libre y la ciudad del lujo, abre las puertas al comercio más exquisito. Durante los meses fuertes del calendario islámico, en los que las altas esferas de Arabia Saudí se trasladan a Londres, éstas se dejan una media de 2185 euros en cada tienda.
Pues bien, al final del camino nos encontramos con el mayor atractivo que estos nuevos entusiastas de Londres le ven, y sin quererlo, nos remitimos a como hemos empezado: sus servicios financieros, la City.
Las grandes fortunas ven al sector financiero como un refugio seguro, a salvo del sector financiero más regulado que lo consideran como su mayor amenaza. No hay nada mejor que las cifras para entender lo que supone: 55.000 millones de euros en 2014 es lo que los inversores gastaron en la City.
El edificio residencial más caro del planeta, el One Hyde Park, en el que un apartamento cuesta en torno a 197 millones de euros, tiene a la mayoría de sus inquilinos ausentes. O no viven allí o son corporaciones offshore radicadas en paraísos fiscales. La mayoría de los apartamentos han sido adquiridos para especular, al igual que con el cuarenta por ciento de las propiedades de Kensington y Chelsea.
“Londres se ha convertido en el principal refugio para el dinero saqueado y blanqueado”, declaración nada menos que de David Cameron.
A pocos se les ocurre señalar a Londres como un paraíso fiscal, pero el poder financiero que rodea a la City lo pone en cuarentena.
La City gestiona más de la mitad de los depósitos offshore del mundo. Dinero ilícito al que se pierde el rastro en Hong Kong, Dubái y territorios como las Islas caimán, Isla de Man, Islas Vírgenes, las Bermudas y que, finalmente, es devuelto a Londres, donde una hilera de importantes abogados lo “justifican” antes de invertirlo en inmuebles.
Hay 95.000 firmas en Londres que se dedican a canalizar ese dinero. La Organización de Transparencia Internacional calcula que unas 36.000 propiedades se han comprado en Londres con dinero procedente de la corrupción de otros países.
El panorama para el futuro no es nada esperanzador: una familia tiene que ganar en torno a los 105.000 euros anuales para que le concedan una hipoteca. El salario medio en la capital es de 38.000 euros. Estas cifras muestran que el problema de comprar una vivienda ya no es cuestión de la clase media baja, sino que está comenzando a afectar a las clases altas. Esta situación va a provocar que los jóvenes con talento que deciden comenzar sus carreras en Londres, tendrán que gastarse prácticamente todos sus ahorros en la vivienda.
Después de este análisis…¿la City es el mayor centro de transacciones internacionales…o detrás de su apariencia de mercado legal se esconde el blanqueo de importantes fortunas mediante complejos sistemas legales?
Opinen ustedes mismos.
Fuente: XL Semanal (10/01/2016) – BBC Mundo (14/12/2011)